El edificio de la Casa Sindical es obra de los arquitectos Francisco de Asís Cabrero y Rafael Aburto, ganadores de un concurso convocado en 1949 por el Ministerio de Trabajo, y fue inaugurado en el año 1955.
Esta construcción propone, en su temprana fecha de proyecto, una clara alternativa a la arquitectura oficial del nuevo régimen sin concesiones decorativas ni recursos historiográficos al uso.
De imponente corte clásico, fuerte simetría y amplísimo pórtico de ingreso, la antigua Casa Sindical se nos presenta con toda la dignidad de una arquitectura institucional, monumental y severa, pero con los recursos del racionalismo europeo del momento, especialmente de raíces italianas.
A pesar de su sensible localización, en el paseo del Prado frente al museo homónimo, el edificio no compite con su entorno, sino que se muestra neutro en su formalización y disposición urbana, retrasando los volúmenes mayores y mostrando una fachada que trata de mimetizarse con la ciudad.
Segundo edificio de Patrimonio Moderno declarado BIC a propuesta del COAM
Éste es el segundo edificio de Patrimonio Moderno que ha sido declarado BIC por el Consejo de Ministros a propuesta del COAM a la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes y que ha sido gestionado por la Subdirección General de Gestión y Coordinación de los Bienes Culturales. Anteriormente, en 2023, se declaró BIC a propuesta del COAM el Centro de Estudios Hidrográficos del arquitecto Miguel Fisac.
Uno de los mayores retos profesionales de Fisac en su larga carrera fue cubrir la gran nave diáfana de ensayos del Centro de Estudios Hidrográficos, con una luz de 22 m e iluminación cenital uniforme. La solución, realizada con piezas de hormigón postensado denominadas “huesos”, supuso una importante innovación estructural y, además, una formalización arquitectónica de gran expresividad.
El arquitecto juega con el contraste de la verticalidad de la torre de siete plantas destinada a la administración del centro, potente y limpio paralelepípedo de hormigón visto y huecos rasgados, con la horizontalidad de la impresionante nave de 80 m de larga, asimismo de hormigón visto, coronada por el elegante vuelo de las cabezas de las vigas.
Dicha nave, un auténtico alarde estructural, potencia su diafanidad gracias a la homogeneización lumínica que producen las líneas de cristal armado que unen cada viga de la cubierta, que aligeran su sección para evitar sobrepeso sin obviar el paso de instalaciones y la protección de lluvia y rayos solares directos.