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Fallece el constructor y promotor Jesús Huarte
20/11/2024
La Junta de Gobierno del COAM lamenta profundamente el fallecimiento de Jesús Huarte Beaumont, uno de los principales partícipes de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX en su labor de constructor, mecenas y coleccionista preocupado por el desarrollo de las vanguardias artísticas en nuestro país.
Jesús Huarte Beaumont (Pamplona, 1924-Madrid, 2024) fue un empresario navarro radicado en Madrid que tuvo una estrecha relación con las Artes pues, además de impulsar la arquitectura de vanguardia española, poseía estudios musicales, coleccionó arte contemporáneo y fue mecenas de múltiples músicos y artistas, así como promovió diversas iniciativas editoriales.
A la muerte de su padre dirigió una de las constructoras más importantes e innovadoras del panorama español, Huarte, promotora de Torres Blancas de Sáenz de Oíza, entre otras obras de la vanguardia arquitectónica, e impulsó, junto a su hermano Juan, los Encuentros de Pamplona del año 1972, considerados como una de las acciones culturales más importantes del momento en España; asimismo, impulsaron los Huarte la revista Nueva Forma, regida por Juan Daniel Fullaondo, y H-Muebles, empresa emblemática en el desarrollo del mueble moderno en España.
Su interés por la arquitectura le llevó a encargar a Jesús Huarte su propia vivienda en Madrid a los arquitectos Corrales y Molezún, ambos maestros indiscutibles de la segunda mitad del siglo, que idearon una de las obras residenciales más interesantes de nuestra historia de la arquitectura.
Dirigió, además, el Orfeón Pamplonés, y apoyó a Camilo José Cela en su revista Papeles de Son Armadans, con el cual fundó la editorial Alfaguara.
Hombre discreto, nos dejó con la misma tranquilidad que vivió.
Descanse en paz.
Fotografía de Luis Asín
JESÚS HUARTE, FIGURA CLAVE DE LA CULTURA DEL SIGLO XX EN ESPAÑA
Jesús Huarte Beaumont falleció en Madrid el pasado 10 de noviembre. Podemos afirmar que es la persona, junto con su hermano Juan, que más ha influido en las artes –en particular la arquitectura, pintura y escultura- en la segunda mitad del siglo XX en España. Contribuyó decisivamente a la promoción de jóvenes arquitectos y artistas a desarrollar en España una nueva modernidad, alejada de los parámetros oficiales de la época. Los arquitectos y la arquitectura española y madrileña le debemos mucho a esta figura que se merece todos los reconocimientos que en vida nunca buscó, desde la discreción y la elegancia.
Hijo de Félix Huarte (1896-1971), y Adriana Beaumont (1901-1994), nació el 14 de enero de 1924 en Pamplona, Jesús Huarte nunca se consideró un mecenas, no le agradaba ser definido como tal. Simplificaba el sentido de su aportación a la sencilla combinación de su pasión por el arte y su estatus económico, que le permitía dedicarse al patrocinio artístico, más por disfrute que por altruismo. Me contaba hace pocos años que “eso del mecenazgo que se dice… Mi hermano Juan y yo, que hemos sido pioneros en el desarrollo de Oteiza, de Chillida, etc, no éramos conscientes, ni deliberadamente pensamos: voy a hacer un mecenazgo. No. Simplemente nos divertía.”
¿De dónde venía el interés de Jesús Huarte por el arte? Fue una dedicación nacida de una sensibilidad e inquietud innatas, no se debió a ningún tipo de formación cultural específica, más allá de sus estudios de piano de joven, seguramente inducido por la pasión melómana de su padre. Probablemente, esa formación potenció su interés por las demás expresiones artísticas. Aunque estudió económicas, como su hermano Juan, confesaba no haberlo hecho por vocación sino por la presión familiar para que continuaran con la labor empresarial del padre.
No resulta fácil disociar la figura de Jesús Huarte de la del Grupo Huarte, la empresa que agrupaba todas las actividades empresariales y culturales de la familia. El grupo Huarte nació del esfuerzo e inteligencia del padre de Jesús, Félix Huarte, hijo de un carpintero que empezó trabajando de botones en una empresa constructora. Más tarde fue delineante y, gracias a su espíritu emprendedor, en 1927 ya era dueño de una importante constructora especializada en obras de hormigón armado que sería la futura Huarte y Cía. Fue fundada en Pamplona y más adelante trasladada a Madrid donde consiguió una proyección nacional. Fue pionero en la introducción de nuevos métodos constructivos en la Obra Civil y la Arquitectura. Realizó obras como el Acueducto de Alloz del gran ingeniero Eduardo Torroja (la primera obra en España con hormigón pretensado), el liviano y elegante Picadero Cubierto del Club de Campo de Madrid -de Domínguez Salazar y el ingeniero Fernández Casado-, y construyó el desaparecido Frontón Recoletos de Madrid -obra de Secundino Zuazo y Eduardo Torroja-. El papel de bienhechor cultural de Félix Huarte se centró principalmente en la música. Presidió el Orfeón de Pamplona, creó la Cátedra de Canto Gregoriano en el conservatorio de Pamplona y fundó en 1963 el grupo Alea, centro de investigación musical. También estaba interesado en el arte, pero fue un coleccionista más conservador que sus hijos. De sus cuatro hijos, los dos mayores Jesús, el primogénito, y Juan continuaron la gestión de su padre en la empresa constructora y desde sus inicios fueron valedores de las figuras emergentes de la arquitectura española del momento. Sus hermanos Felipe y María Josefa también contribuyeron al fomento y modernización cultural en España.
Félix Huarte fue delegando la gestión empresarial en Jesús y Juan. Se desvinculó progresivamente del grupo Huarte entre los años 1957 y 1961. Jesús y Juan se adentraron en la labor empresarial a la par que comenzaron su labor como patrocinadores del arte y la cultura. Iniciaron la que acabaría siendo una de las más importantes colecciones de arte contemporáneo de España. En el plano empresarial Jesús llevaba la rama de la construcción que constituía la actividad más importante de la empresa. Tenían una pequeña actividad inmobiliaria, que llevaba principalmente Juan y en la que Jesús también participó.
La actividad inmobiliaria del Grupo Huarte surgió del interés por dar alternativas a la problemática de la vivienda en España. Decía Jesús que “en Huarte estudiamos mucho el tema de la vivienda, a ver si resolvíamos el problema en España”. Intentaron incorporar su potencial como constructora a este proceso de investigación sobre la vivienda. Introdujeron varias patentes –casas prefabricadas de hormigón o tabiquerías portantes de yeso, entre otras- que ayudaban a la estandarización de los procesos constructivos para, de esa manera, abaratar la construcción y hacer más accesible la vivienda.
Independientemente de estos intentos de Huarte como empresa constructora por buscar soluciones para la construcción de viviendas accesibles, la rama de la inmobiliaria del grupo Huarte se centró en promociones residenciales. Juan, colaborando con Francisco Javier Sáenz de Oíza, levantó obras como Torres Blancas en Madrid, un Hotel en Mallorca, la ampliación de su casa en Formentor o la Ciudad Blanca de Alcudia. Mientras Jesús recurrió al dúo Jose Antonio Corrales/Ramon Vazquez Molezún y a Antonio Bonet para realizar el desarrollo urbanístico de los Huarte en la Manga del Mar Menor en una primera fase de poca densidad, respetuosa con la belleza paisajística original. Otros grandes arquitectos que recibieron encargos de los Huarte fueron Coderch, autor del Hotel del Mar en Palma de Mallorca, y Juan Daniel Fullaondo que proyectó el Restaurante Ciudad Blanca de Alcudia.
Además de esta labor inmobiliaria del Grupo Huarte, los cuatro hermanos encargaron sus viviendas particulares, permanentes o de veraneo, a cuatro diferentes e importantes arquitectos. Fernando Higueras proyectó la casa (no construida) de María Josefa Huarte en Somosaguas, Fernando Redón las casas de Felipe Huarte en Pamplona y en la Manga del Mar Menor, Sáenz de Oíza la casa de Juan Huarte en Pollensa y Corrales y Molezún la Casa de Jesús Huarte en Puerta de Hierro.
Jesús y Juan Huarte extendieron el patrocinio cultural de su padre a la pintura y la escultura. Fueron pioneros como coleccionistas y promotores del arte contemporáneo español. Tenían en sus colecciones obras de escultores de la talla de Chillida, Oteiza, Palazuelo, Basterrechea o Ferreira y pintores como Tapies, Antonio López, Millares, Rivera, Lucio Muñoz, Cossío o Vaquero Turcios. Además, continuaron la labor de su padre con su apoyo al Orfeón de Pamplona.
Tras el fallecimiento de su padre en 1971, Jesús y Juan Huarte organizaron los Encuentros de Pamplona, un gran “happening” cultural que tuvo lugar en el verano de 1972 como homenaje de los Huarte a la ciudad de Pamplona. Los encuentros supusieron una auténtica revolución en Pamplona debido a su carácter transgresor y experimental, protagonizado por la imagen de las conocidas cúpulas neumáticas de José Manuel de Prada Poole. La exposición monográfica que dedicó el Museo Reina Sofía en 2009 a los Encuentros de Pamplona demuestra que su influencia sigue vigente.
En el terreno editorial los hermanos Huarte promovieron Ediciones Alfaguara y la revista Nueva Forma. La primera dirigida por Camilo José Cela y cuya filial Papeles de Son Armadans tenía sus oficinas en la planta alta de la Casa Cela en Palma de Mallorca, proyectada por Corrales y Molezún y construida y financiada por Huarte. La revista Nueva Forma estaba dirigida por Fullaondo. Su cuidada estética, el rigor, la calidad de los colaboradores y la elección de arquitectos y temas arquitectónicos y artísticos a divulgar hicieron de la revista la guía de referencia en el panorama nacional.
Los Huarte también contribuyeron al diseño industrial a través de H Muebles empresa de decoración y diseño que empezó en el año 1947 como una ebanistería creada por Félix Huarte. Fue reorientada en 1958 por sus hijos hacia el interiorismo, la industrialización y el diseño del mueble moderno. Abrieron dos tiendas de Madrid. La primera en 1961 situada en la calle Alberto Aguilera 61, diseñada por Molezún y José Luis Aranguren. La segunda tienda, obra de Fullaondo en 1965, consistió en la rehabilitación y reforma de la primera tienda de la empresa Huarte. También tuvieron tiendas en Sevilla, Barcelona, Pamplona, Valencia, Sevilla y Palma de Mallorca. Convocaron dos concursos de diseño de muebles en 1959 y 1960 con un jurado presidido por Coderch. Produjeron el mobiliario de los premiados, entre los que destacaban Jesús de la Sota, Rafael Moneo, Vicente Gregorio y Miguel Milá.
No es fácil resumir la vida y obras de Jesús Huarte. Sirva este extenso texto como demostración de sus muchas y variadas aportaciones a la cultura y la arquitectura española. Unos logros que Jesús nunca quiso atribuirse ni por los que ser recordado. Solo quiso disfrutar el aquí y ahora de su relación con arquitectos y artistas que fueron amigos.
No quisiera terminar sin contar una anécdota que creo que refleja su personalidad, probablemente alejada de la percepción que puedan tener los que no le conocieron. En 2014 leí mi tesis doctoral sobre la Casa Huarte de Corrales y Molezún en la ETS de Arquitectura de Madrid. Jesús Huarte, ya con 90 años, y sus hijas vinieron a la lectura y después nos invitaron a todos los asistentes a comer a la Casa Huarte, que habían preparado cuidadosamente para la ocasión. Fue un día soleado de junio que recordaremos con alegría todos los que lo vivimos, nacido de la generosidad de Jesús y su familia, que fueron los que más disfrutaron al ver cómo los demás lo hacíamos.
Nos deja un legado inmenso y recordaremos que recibió alegría dando oportunidades a la cultura, a la que dio mucho, muchísimo.
Pablo Olalquiaga Bescós
Vicedecano del COAM y patrono de la Fundación COAM
NOTA NECROLÓGICA DE JESÚS HUARTE
La semana pasada falleció a los 100 años de edad Jesús Huarte Beaumont, hijo mayor de D. Félix Huarte, fundador de la empresa constructora Huarte. Aunque la empresa se creó en Pamplona en el año 1927, fue después de la guerra civil cuando alcanzó su mayor prestigio haciéndose cargo de proyectos de reconstrucción importantes: hospitales, fábricas, puentes, carreteras y un larguísimo etcétera. Al empezar la década de los 50 D. Félix empezó lentamente a delegar la dirección de su grupo de empresas en sus tres hijos varones, Jesús, Juan y Felipe, obteniendo un desarrollo económico espectacular hasta los años 70. La inclinación por el arte heredado de su padre les llevó a invertir un porcentaje de sus beneficios en labores de mecenazgo de artistas plásticos, músicos, escritores y cineastas, incluso arquitectos, todos ellos con la experimentación como denominador común. Fue Juan, el segundo de los hijos y el más inclinado por el arte moderno, el que contagió a sus tres hermanos su afán coleccionista hacia artistas por entonces desconocidos: Oteiza, Chillida, Palazuelo, Ruiz Valerdi, Sistiaga, Basterretxea, Tápies, o Lucio Muñoz. Entre los extranjeros, Henry Moore, Lucio Fontana, Mark Rothko y tantos otros. Un ejemplo de las obras de arte que los Huarte llegaron a coleccionar lo tenemos en el Museo de la Universidad de Navarra donde Mª Josefa Huarte, única hija de D. Félix, donó toda su colección. Jesús también reunió una importante colección de piezas de vanguardia, hoy en posesión de su actual mujer, la galerista Marta Moriarty, y sus cinco hijos: Adriana, Cristina, África, Manuel -fallecido- y Jon. Con todo, su gran pasión fueron siempre la música y la literatura, no en balde financió al grupo Alea -Laboratorio de música electrónica- con Luis de Pablo y Carmelo Bernaola al frente, también lanzó la editorial Alfaguara con su amigo Camilo José Cela como director, y con sus hermanos creó y financió ‘Los encuentros en Pamplona’ en el año 72, ejemplo del arte, la arquitectura y la música más de vanguardia del momento. Con sus hermanos también se dedicó a la promoción de viviendas contando con los mejores arquitectos del momento, entre ellos Sáenz de Oíza, Corrales, Molezún, Coderch, Moneo y un largo etcétera. Otro gran amigo suyo, Ramón V. Molezún, recibió de él el encargo de diseñar-junto a su socio José Antonio Corrales- su vivienda particular en la colonia de Puerta de Hierro de Madrid, la conocida como ‘Casa Huarte’, uno de los mejores ejemplos de arquitectura doméstica construidos en España en el siglo XX. El mito urbano sostiene que fue la primera mujer de Jesús, Maria Giménez Altolaguirre, cordobesa, la que les sugirió la tipología de casa patio, idea que ellos desarrollaron en una extensa vivienda alrededor de tres patios ajardinados. En uno de los dos cuerpos de la casa que contaba con planta superior tenía su estudio donde leía, escuchaba música y tocaba el piano, por entonces su gran afición.
Con casi 101 años vividos, se ha ido un hombre muy culto, un gran melómano, un ávido lector, un apasionado del cine, la ópera y, por encima de todo, una buenísima persona. Descanse en paz.
Gonzalo García-Rosales
Jesús Huarte fue gran amigo de mi padre, les unía su afición por la vela y las familias compartimos veraneos en Mallorca.
En mi pensamiento se mezclan recuerdos de las fantásticas fiestas de niños en Puerta de Hierro y navegando en el Maria II, el barco de los Huarte, por la Bahía de Pollensa.
Jesús y Ramón se conocieron casualmente en Roma, en Madrid se reforzó su amistad, iniciando a su vez una fructífera colaboración profesional. Pese a mostrar apariencias muy diferentes, coinciden en lo trascendental, ambos de carácter reservado, gran sensibilidad y sencillez, se establece un vínculo sincero entre ellos y una profunda conexión que evidencian sus numerosas travesías y regatas por el Mediterráneo y les permitían evadirse de los acontecimientos sociales.
La figura de Jesús, el sumun de la elegancia, irradia armonía y serenidad. Un hombre culto, amante del arte y la música, gran pianista, que apostó por la libertad y la modernidad. Junto a su hermano Juan realizaron una labor encomiable promocionando a artistas y otras iniciativas culturales en los años sesenta y setenta.
Casi siempre de la mano de José Antonio Corrales, emprendieron con el Grupo Huarte gran parte de su obra entre 1960 y 1978, todo el desarrollo urbanístico de la Manga del Mar Menor, la Casa Cela en Palma de Mallorca, entre otras, y la residencia familiar de Jesús Huarte en Puerta de Hierro en 1966, donde se plasma la complicidad entre los arquitectos y el cliente. El resultado, una obra maestra, se basa en la combinación mágica, fruto de la confianza y entendimiento además de otras virtudes inherentes a cada uno.
Jesús Huarte me merece una profunda admiración como persona y formará siempre parte de mi recuerdo, por su vinculación personal y profesional con mi padre, Ramón Vázquez Molezún y por hacer posible esta espléndida arquitectura.
¡Ojalá naveguen juntos de nuevo!
María Vázquez Molezún